
Un repaso del caso. Las jugadoras detenidas en Brasil por gestos e insultos racistas. Las jugadoras permanecen incomunicadas.
La situación de las jugadoras del plantel femenino de River Plate, ha generado una creciente preocupación por el trato injusto que han recibido. Desde el viernes están detenidas en Brasil, tras un partido en el torneo internacional Ladies Cup,
El viernes, el equipo de River jugaba su tercer partido en la competencia contra Gremio. Un encuentro cargado de tensión. Según quienes presenciaron el partido, el ambiente en el campo fue hostil. Además, la cancha mostraba una clara inclinación, algo que, según los testimonios, ocurre frecuentemente cuando los equipos argentinos juegan en Brasil.
El conflicto se desató tras el gol de Gremio. En un cruce entre jugadoras, una de las futbolistas de River fue apoyada por una de sus rivales, lo que provocó un reclamo al árbitro y una breve pelea.
De todas maneras, el incidente escaló de manera significativa ocurrió minutos después. Un alcanza pelotas comenzó a insultar a las jugadoras de River y a una de ellas, la escupió. Fue entonces cuando Candela Díaz, reaccionó con gestos racistas, algo que en Brasil está penado por la Ley 7716. Este hecho derivó en una serie de corridas y peleas en el campo. Se involucraron tanto jugadoras como a personal de Gremio. El resultado fue la detención de cinco jugadoras de River, de las cuales una fue liberada a las tres horas, ya que no existían pruebas en su contra.
Sin embargo, cuatro de ellas fueron trasladadas a la comisaría, donde pasaron horas detenidas sin acceso a comunicación. La situación empeoró el sábado, cuando las jugadoras fueron trasladadas a un penal. Un proceso que se alargó sin que sus familiares pudieran tener información sobre su estado o condiciones.
A lo largo del fin de semana, la abogada encargada del caso, una profesional brasileña, fue la única que pudo tener contacto con las jugadoras. Además, entregó a las detenidas una carta de sus familias, quienes llevaban días sin saber nada sobre ellas. La situación fue marcada por una alarmante falta de información y transparencia.
Lo que se plantea como la mayor injusticia es el trato desproporcionado y la falta de medidas alternativas. Si bien nadie justifica el racismo, las críticas señalan que, ante la gravedad de los hechos, las jugadoras no debieron pasar una semana detenidas sin poder contactar a sus seres queridos. Además, se señala que una sanción económica o una medida contravencional podría haber sido una solución más razonable y menos extrema.
El torneo decidió suspender a River Plate por dos años y el club se comprometió a tomar medidas internas, lo que demuestra un reconocimiento de la gravedad del incidente. Sin embargo, la situación se agravó cuando, el lunes, el club debió recurrir a un habeas corpus para que las jugadoras pudieran ser liberadas y la causa continuara en libertad. A pesar de ello, las jugadoras seguían privadas de su libertad mientras se acerca la feria judicial y los tiempos se agotaban.
Finalmente, a pesar de que River cumplió con los procedimientos legales necesarios para obtener la liberación, la causa sigue sin resolverse. Aun cuando se esperaba que las jugadoras pudieran regresar a Argentina el martes 24 de diciembre, el juez finalmente falló en contra de su excarcelación. El caso ha generado una gran indignación no solo por el trato recibido por las jugadoras, sino también por la tardanza y la incertidumbre que rodean su regreso a casa.
