Lanús y Unión jugarán la final por el ascenso a Primera División. (Fotos: Juane Cannataro para FutFemGol y @unionfemeninooficial)
Se define el primer ascenso a la máxima categoría: el Granate y el Tatengue se enfrentarán en dos partidos muy emocionantes.
Se define el primer ascenso a la máxima categoría y se espera una final apasionante. Por un lado está Lanús, invicto y con números que lo respaldan, mientras que por el otro se encuentra Unión, que llega con poder de gol pero condicionado por sanciones.
La serie se abrirá en Santa Fe, con el estadio listo para teñirse de rojo y blanco en apoyo al Tatengue. El desenlace será en el sur bonaerense, donde Lanús buscará sellar su invicto ante su gente y concretar el primer ascenso a la máxima categoría.

El ascenso: dos caminos, un mismo objetivo.
El Granate llega con un recorrido impecable: 12 triunfos y 4 empates, con un invicto que lo sostiene como firme candidato. Sus números son contundentes: 42 goles a favor y apenas 10 en contra, una diferencia que refleja su fortaleza en ambas áreas. Con Brenda Varela como máxima artillera —nueve gritos en la temporada—, Lanús construyó una campaña que lo ilusiona con hacer historia.
Unión, en tanto, firmó un torneo de alto vuelo: 14 victorias, 2 empates y solo 2 derrotas, con 47 goles a favor y 19 en contra. Emilse Albornoz, con 8 conquistas, es la gran referencia ofensiva de un equipo que sabe lastimar y que llega con la ilusión intacta.
Sin embargo, en la previa de esta final, arrastra una incógnita: en su anteúltimo partido sufrió tres expulsiones —dos jugadoras y el entrenador—, y todavía resta la resolución del Tribunal de Disciplina para saber si podrán estar presentes en la serie decisiva.

El premio mayor y una segunda oportunidad
La gloria está al alcance de la mano. El vencedor de esta serie se quedará con el primer ascenso a la máxima categoría. Para el perdedor, habrá revancha: ingresará directamente en semifinales del Torneo Reducido, donde seguirá en carrera por el segundo ascenso.
Una final para la historia
Lanús y Unión saben que no se trata de dos simples partidos, sino de 180 minutos donde se juega un sueño colectivo, donde cada pelota dividida pesará como una final y cada gol podrá cambiar la historia. Dos equipos, dos ciudades, una ilusión compartida: por el lado de Lanús, volver a la máxima categoría, donde ya estuvo durante varios años; por el lado de Unión, llegar a la élite y escribir su nombre en las páginas doradas del fútbol femenino argentino.
El destino los enfrenta cara a cara y solo uno logrará la gloria inmediata, pero ambos ya son parte de una gesta que quedará en la memoria de todos. Porque estas finales no se juegan: se sienten, se viven y se recuerdan para siempre.