AC Milan femenino
El AC Milan femenino impulsó medidas para apoyar la maternidad y, por la reciente noticia del embarazo de Camila Gómez Ares, investigamos qué significa estar embarazada y ser futbolista.
Hace al menos diez años, para las jugadoras de fútbol formar una familia y ser deportistas eran proyectos que no iban de la mano. El embarazo en el fútbol femenino solía considerarse una lesión, y quienes deseaban ser madres debían dejar de jugar. Algunas quizás recibían recortes en sus sueldos y no les pagaban ninguna licencia. Hoy, el panorama es distinto no solo por la implementación de distintas políticas para proteger a las madres futbolistas, sino también por la lucha de las jugadoras que pelearon por sus derechos y por clubes como el AC Milan femenino.
Desde el 1 de junio de este año, FIFA dispuso nuevas medidas pensando en las jugadoras y entrenadoras que desean ser madres. Hay 211 federaciones de fútbol femenino que deberán garantizar una licencia por maternidad de al menos 14 semanas, retribuidas con al menos dos tercios del sueldo que figura en sus contratos.
Esto no solo contempla a las madres biológicas, sino que también se implementó una baja de adopción de ocho semanas como plazo mínimo. Según lo estipulado por el ente regulador, los clubes podrán incluir una nueva futbolista durante los períodos de licencia. Y estas nuevas medidas también contemplan la salud menstrual.
Hay varios ejemplos, aunque son los menos, de este progreso en el fútbol femenino. El AC Milan femenino anunció hace algunos días que implementarán la protección a las jugadoras durante el embarazo. Extenderá un año más los contratos de las jugadoras que queden embarazadas.
En Argentina, Camila Gómez Ares, jugadora de Boca Juniors y de la Selección Argentina, anunció su embarazo y declaró en sus redes sociales: “Siempre quise ser mamá, pero estaba eso de que tenía que dejar de jugar para hacerlo. Antes pasaba que había clubes que cuando quedabas embarazada te echaban. En todo momento estuve feliz y contenta con la contención y alegría que recibí acá. El tiempo pasa volando, voy a poder volver rápido después de tenerlo”.
A pesar de los avances y las regulaciones, en nuestro fútbol femenino hay muy pocas jugadoras que también son madres. Lo que hace falta, además de la implementación de lo prometido, es poder dar un salto en las discusiones y eliminar la discriminación que hay sobre la maternidad en el deporte.