FIFPRO realizó un relevamiento entre futbolistas de distintas partes del mundo, que explica cuánto cuesta ser jugadora y expone los niveles de precarización que existen actualmente entre estas mujeres.
FIFPRO, en conjunto con FIFA y la Universidad Edith Cowen de Australia, realizaron un relevamiento entre un total de 736 mujeres encuestadas. El estudio resume cuánto cuesta ser jugadora de fútbol y cómo la mayoría de las futbolistas “profesionales” no gana lo suficiente con el fútbol como para que sea su fuente principal de subsistencia.
Las jugadoras encuestadas provienen de 12 países y 6 continentes distintos: Australia, Botsuana, Brasil, Chile, Fiyi, República de Corea, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nigeria, Estados Unidos y Suecia. Esto da cuenta que la necesidad de trabajar en más de un lugar no es una exclusividad de ciertos países, sino que las jugadoras viven esta desigualdad de manera global.
De las 736 futbolistas encuestadas, se registraron los siguientes números: el 71,9% jugaba a nivel profesional y tenía un contrato de trabajo remunerado, pero el 73,9% ganaba menos de 19.000 USD al año. Si bien el 67% obtenía una parte sustancial de sus ingresos jugando al fútbol, el 27% tenía un trabajo secundario y el 36% cursaba estudios o carreras de grado.
Más de la mitad (52,8%) ganaba menos de 4.999 USD al año jugando al fútbol; el 60% tenía un trabajo secundario con un contrato no permanente y el 20% de las futbolistas tenía un trabajo secundario a tiempo completo. Además, el 23% declaró haber tomado permisos no remunerados para cumplir con sus compromisos futbolísticos. Solo el 18% de las jugadoras tenía un contrato de fútbol por escrito como miembro de una selección nacional.
La encuesta aportó datos cualitativos sobre cómo se vive siendo una futbolista en diversas partes del mundo. En Australia, por ejemplo, casi un 80% de las jugadoras señalaron que sus ingresos por jugar al fútbol son mayores que sus gastos, pero ese mismo porcentaje indicó que necesita de otro trabajo para vivir, teniendo en cuenta que un número menor al 10% de las encuestadas tienen tareas de cuidados.
Pero en Sudamérica, en Brasil, el fútbol femenino se vive distinto: el 88% de las jugadoras priorizan el fútbol ante otros trabajos, aunque el 60,8% gana más de lo que gasta en el día a día con sus sueldos, mientras un 39,2% no tiene un ingreso superior al que necesita. Del total de estas futbolistas, un 86% se reportó en un nivel profesional. En Chile, el número de futbolistas profesionales baja al 57,1%, aunque el 80% de las encuestadas tiene un ingreso superior a sus gastos con sus sueldos. Y si nos vamos al caribe, en México casi el total de las jugadoras encuestadas (un 97,3%) se reportó futbolista profesional, pero apenas el 52% gana más de lo que necesita para vivir, mientras a un 48% no le alcanza con ser profesional para poder vivir del fútbol.
La doctora Alex Culvin, jefa de estrategia e investigación del fútbol femenino en FIFPRO, explicó que: “El fútbol femenino de élite ha experimentado una trayectoria exponencial aunque desigual hacia la profesionalización en las últimas dos décadas. Sin embargo, el acceso a las oportunidades profesionales no es homogéneo en todo el mundo, lo que significa que muchas jugadoras se ven obligadas a apoyar su carrera futbolística con una segunda fuente de ingresos, lo que merma su capacidad para dedicar su tiempo a destacar en el fútbol profesional, al tiempo que repercute en su bienestar físico y mental”.