Ayer la Justicia marcó un precedente: decidió que Jorge Martínez, el extécnico de Boca deberá cumplir un año de condena por abuso sexual simple. La pena es menor a 3 años, por lo tanto no tendrá que ir a prisión. Pero sí hacer esas actividades que, se supone, son para no repetir la historia: capacitaciones de género y tareas comunitarias. Entonces, ¿por qué sentimos que no alcanza?
Un año de condena excarcelable. El mismo tiempo que tomó la investigación. El mismo tiempo que le tomó a Florencia Marco, víctima -una de ellas- y denunciante, poner el cuerpo y la voz. Porque recordemos, que fue en marzo de 2023 cuando debió dejar su puesto de trabajo como Jefa de Prensa en Boca Juniors y acudir a la Justicia tras la inacción del club.
“Un año, un chiste” me dice una deportista a través de un mensaje de Instagram. No juega al fútbol, pero entiendo a lo que se refiere. Cada año sale a la luz “el” caso. Y no por querer medir cuál es más grave. Pero entendemos que de los muchos casos de técnicos, dirigentes, encargados, kinesiólogos, masajistas, entre otros, que abusan o acosan a mujeres dentro del ámbito deportivo, pocos son los casos que toman relevancia.
A fines de 2021, Deportivo Español estaba por jugar un partido de local. Recuerdo que fui a relatarlo. Al llegar nos cuentan que el técnico, Carlos Torres, no iba a dirigir “por cuestiones familiares”. Eso nos lo contó uno de sus ayudantes y el fotógrafo del club con la tranquilidad de quien cuenta el clima. Resulta que ese supuesto problema era que estaba prófugo porque esa mañana había llegado al club una denuncia por abuso sexual sobre una de sus jugadoras. Ella de 15 años y él de 43 al momento de los hechos. Sus colegas lo sabían. Finalmente en 2023 fue condenado a 9 años de prisión por violación.
A mediados de 2022, se dio a conocer la resolución de un caso que prefiero guardar nombres para evitar una tercera carta documento. Un extécnico de River y de las juveniles de la Selección Argentina, fue denunciado por varias jugadoras a través de FIFPro ante el Comité de Ética de la FIFA. Para mediados de ese año, FIFA anunció -en un documento de muchísimas páginas y en inglés- que no podía descartar que los hechos denunciados hubieran ocurrido, pero consideró que las declaraciones y pruebas de las testigos aportadas por 5 futbolistas distintas no eran suficientes para probar las infracciones. En paralelo, AFA se comprometió a activar una investigación interna. Jamás ocurrió.
En 2023, Florencia Marco alzó la voz y denunció a uno de los hombres más importantes del fútbol femenino: Jorge Martínez. Pensamos que iba a ser una indignación más. Principalmente porque muchas veces el perfil resultadista del victimario juega un rol titular. Pero no, no importaron las copas de Martínez a cargo del plantel femenino. Esta vez no.
Y eso que a él también lo protegieron. Mientras Florencia fue licenciada sin goce de sueldo, a Martínez lo separaron del cargo y cobró durante varios meses por su relación laboral con el club. Sumado a eso, se les abrirán causas paralelas a los integrantes del Consejo del Fútbol de Boca, Marcelo Delgado y Jorge Bermúdez, por falso testimonio en la causa. Un delito por el que podrían tener hasta 4 años de prisión.
Volviendo al comentario “un año, un chiste”, sé que recién estamos en abril de 2024. Pero ya hemos visto dirigir en la Copa Federal al técnico de Camioneros de Córdoba. Una persona al mando de un equipo femenino que viajó a Buenos Aires para competir en el predio Lionel Andrés Messi, con una denuncia por presunto abuso sexual por parte de una de sus jugadoras. Según denunció, los abusos iniciaron cuando ella tenía 14 años.
El caso actualmente está siendo investigado. Pero mientras tanto el Juzgado dispuso una orden de restricción que le prohíbe al denunciado tener algún tipo de acercamiento con la joven. Lo curioso es que quien se alejó fue ella. Una vez que la denuncia salió a la luz, el club la dejó libre y sin compañía. Han manifestado que tomarán una decisión cuando la Justicia determine si es, o no, culpable. Por si quedaba alguna duda, en Camioneros de Córdoba no hay protocolo de género.
En este ambiente somos pocxs y nos conocemos mucho. En este ambiente no somos resultadistas. En este ambiente no miramos qué escudo tenés en la camiseta para acompañarte. Y siento, de cierta manera, que en este ambiente nos acostumbramos a no recibir justicia, más que la social.
Nunca alcanza qué tan fuerte gritemos, ni las pocas pruebas que tengamos y nuestra voz siempre es cuestionada. Por eso sentimos esto de “al menos es algo”. Puede que no sea lo que esperábamos de un caso así, de un caso por abuso sexual. Pero sentará un precedente y quizás de esta forma, evitemos que se sientan tan impunes y que una más tenga que vivir lo que Flor soportó tanto tiempo.
Si llegaste hasta acá, gracias por leer. Y si te gustó, nos sirve muchísimo como medio que compartas la nota. Te esperamos pronto.